COMUNA 12

La historia del Centro de Día Vagues de Villa Pueyrredón, donde concurren chicos con discapacidad

A esta institución asisten chicos con discapacidades graves, muchos de ellos quedan fuera del sistema educativo y laboral, Vagues les abre las puertas.


Franco Petta, director del Centro de Día Vagues y vecino de La Paternal, nos recibió una tarde y nos contó cómo surgió este proyecto que queda en la calle Bolivia 4746, del barrio de Villa Pueyrredón.
 
¿A qué se debe el nombre del Centro de Día?
Tenemos mucho vínculo con La Paternal porque yo me crie en ese barrio. Trabajamos mucho con la Iglesia Santa Inés (ubicada en Ávalos 250) y Los Camilos, que tienen un colegio ahí, y también tienen una escuela en Vagues, que queda a 4 kilómetros de San Antonio de Areco, en la que yo cursé como pupilo, de ahí surge el nombre del Centro.
El colegio en Vagues funcionó entre 1960 y 1976, luego se cierra, por otro lado, nosotros venimos de un colegio que también se cierra y acá juntamos una historia en común. Nosotros nos juntamos dos veces al año todos los que cursamos en Vagues, somos más de 100 familias, y yo quería en memoria, en reconocimiento, traer Vagues acá. A mí me gusta que las cosas tengan un significado.
 
¿Desde cuándo están en este edificio?
Estamos acá desde 2016, pero nosotros venimos trabajando desde el 2000 en el otro colegio que cerró. Teníamos unos 60 chicos al inicio.  
 
¿Cómo trabajan en el Centro de Día?
Nosotros trabajamos de la siguiente manera: todos los chicos que no pueden o no tienen posibilidades o que ya han agotado todas las posibilidades educativas y terapéuticas, son derivados a los centros de día. Nosotros mejoramos el modelo de centro de día: todos los chicos que de alguna manera quedan fuera del sistema, nosotros tratamos que vuelvan al sistema.
Tenemos talleres de habilidades que tienen que ver con habilidades motrices, cognitivas, comunicacionales y sociales. Son cuatro puntas muy claras: la comunicación, el lenguaje, lo social y la salud, esas son nuestras guías que tienen que estar reflejadas en el trabajo de todo el año en los talleres. Nosotros seguimos creyendo que se puede si se sigue estimulando a los chicos.
Con nosotros trabajan psicólogos, trabajadores sociales, terapistas ocupacionales, kinesiólogos, orientadores y auxiliares.
Dentro del proyecto, también capacitamos a personas con discapacidad, dentro de las áreas de trabajo para que puedan generar habilidades en ello, para que después puedan salir a trabajar. Ahora hay tres chicos con trastornos visuales que aprendieron a llevar adelante una actividad, y que también juegan al torball, un deporte para ciegos, y compiten para la institución. Hay dos chicos con retraso madurativo que son auxiliares, van aprendiendo, hacen trámites, nosotros les damos la capacitación para el manejo de la computadora y manejo administrativo. Reciben una beca por esa capacitación.  
 
¿Qué población asiste a Vagues?
En este momento tenemos 18 chicos que son de alto riesgo o de alto grado de dependencia, tratamos lo que es la higiene, la atención, lo terapéutico, educativo y formativo, todo eso es nuestra línea de trabajo, para que los chicos generan habilidades y que se puedan mover en el día a día. Son chicos de 13 años en adelante.
Los chicos vienen de 9 a 5 de la tarde de lunes a viernes, son de Capital y Gran Buenos Aires. Durante la semana reciben terapia, actividades de formación, alimentación, higiene.
 
¿Cómo se relaciona el Centro Vagues con la comunidad?
Tratamos que nuestra actividad sea mucho dentro de lo social, todo lo que es comunicación, salud, interacción de los chicos con el medio, tratamos de darle una vida y una razón a chicos que ya son grandes y uno tiene que empezar a buscar intereses, mejorar la calidad de vida y desde ahí cada actividad que podemos hacer en lo social, la hacemos y si lo podemos hacer en La Paternal, mejor. Mi mamá es muy conocida en el barrio porque tenía un almacén. Cada vez que podemos vamos al CENS de Balboa 210, donde Julio Corral es director y fue compañero mío en Vagues o a la Iglesia Santa Inés.
 
¿Hacen alguna actividad con estas instituciones de La Paternal?
Con Argentinos Juniors hacemos un torneo de futbol desde hace muchos años al que asisten 300 chicos con discapacidad, no se cobra nada, el club tampoco nos cobra, se arma una gran movida social y deportiva.
Con la Iglesia Santa Inés hicimos un pesebre viviente en diciembre que salió muy lindo.
 
¿Qué otras actividades realizan?
Tenemos mucha actividad artística, social y deportiva. Festejamos todas las fechas patrias, también organizamos una peña a fin de año donde trabajamos mucho con la música, el folclore, hacemos obras de teatro. Tratamos de potenciar y que se visualice el potencial de cada chico, a veces es mínimo, pero se tiene que ver.
Además, tenemos dos torneos grandes, que los hacemos en Ramos Mejía. Uno es de natación, que hace más de 20 años que lo organizamos y vienen 400 chicos de toda la zona y se trabajan todas las pruebas y técnicas de natación. El otro torneo es el de futbol.
También tenemos una mirada muy ecológica, tratamos de reciclar todo lo que se puede reciclar, tratamos de reutilizar todo. Tenemos un proyecto de reciclado de papel que se hacen unos cilindros con aserrín y papel prensado, se llaman briquetas. Estamos tratando de hacer cantidad para mandarlos al interior para lugares fríos como Bariloche, que, en vez de consumir leña, se consume esto que se pone en una salamandra.
 
¿Reciben algún tipo de subsidio del Gobierno de la Ciudad?
No, nosotros no somos subsidio dependiente, nos cuesta mucho pedir, para nosotros las cosas son inmediatas, no podemos estar esperando por recursos.
Nosotros ponemos la discapacidad en otro paradigma, en vez de salir a pedir, salimos a dar.
 
¿Tienen algún proyecto a futuro?
Estamos tratando de articular con hogares de ancianos, para ver que habilidad tiene cada persona adulta mayor que pueda aplicarlo acá. Por ejemplo, nosotros tenemos un proyecto declarado de interés nacional que se llama “Palabras en los oídos”, que se trata de grabar un libro con todos los condimentos que tiene contar un cuento, después la idea es distribuirlos en escuelas de ciegos o para gente que no tenga posibilidad de leer, es generar una magia. Eso nos queda pendiente.
La otra es buscar personas grandes que estén en centros de día y que tengan ganas de hacer un trabajo social como contar un cuento, leer, ayudar a darle de comer a los chicos, que se sientan útiles. Hay mucha gente con ganas de ayudar, pero muchas veces no sabe a dónde ir.
 
Teléfono: 4574-2471


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