- Opinion
- 04.07.2019
OPINIÓN
"Comunas: el fracaso planificado de Macri y Larreta", por Osvaldo Balossi
A pocos meses de cumplirse 8 años de la primera constitución de las Juntas Comunales en la Ciudad y del segundo mandato de los comuneros y las comuneras, el balance es extremadamente negativo. Esto, dejémoslo bien en claro, es responsabilidad absoluta del Jefe de Gobierno, en su momento Mauricio Macri y actualmente Horacio Rodríguez Larreta.
La Ciudad Autónoma de Buenos Aires fue fundada en su constitución con una idea de democracia mucho más amplia que la de ir a votar cada dos años. El primer artículo de la Constitución de la Ciudad dice que en tierras porteñas debe regir una democracia participativa, donde el involucramiento de la ciudadanía en los asuntos públicos es fundamental para el funcionamiento del Estado y la sociedad. Las Comunas nacen de ese espíritu, porque la participación ciudadana se inicia en los barrios, en la cuadra de tu casa, en las plazas, los parques, los centros de jubilades, los clubes. Entonces, la participación va de la mano de la descentralización.
Las quince comunas porteñas deberían ser quince gobiernos locales, abiertos a vecinos y vecinas a tomar decisiones, con les siete miembros de las Juntas Comunales como gobernantes de cercanía, articulando activamente con los Consejos Consultivos Comunales. En ningún momento de sus gestiones se tomó en serio a las Comunas, ni se les dio la posibilidad de administrar presupuesto, ni tomar decisiones respecto a la oportunidad y conveniencia de las obras que realizan cada comuna. Por el contrario, primero Macri y luego Larreta han hipercentralizado la toma de decisiones y desconocido las herramientas participativas.
Los y las comuneras con mucho esfuerzo, con un fuerte sentido de la responsabilidad, pese al ninguneo constante de Macri y Larreta, hemos llevado adelante las funciones que la Constitución y la Ley 1777 de la Ciudad nos otorgan. En conjunto con los Consejos Cosultivos, que integran centenares de ciudadanos y ciudadanas comprometidas con la democracia participativa, hemos defendido la descentralización y la participación ciudadana en la Ciudad. Desde la oposición en las juntas, hemos también hecho control y seguimiento de las irregularidades en las gestiones comunales y en las obras llevadas adelante. Obras que en muchos casos han sido objetadas por sobreprecios o de beneficiar a empresas amigas, denuncias que no llegan a los grandes medios de comunicación producto del blindaje mediático con el que cuenta el Jefe de Gobierno.
La no existencia de una jurisdicción propia para cada comuna en el presupuesto de la Ciudad, es decir una partida específica para ser ejecutada de acuerdo a las prioridades establecidas por la Junta Comunal y el Consejo Consultivo, es la muestra más cabal de la inexistencia de la voluntad política de descentralizar el poder en las Juntas Comunales. Solo asistimos en estos últimos 8 años a campañas de marketing que cuentan con millonarios presupuestos, puesto al servicio de la propaganda partidaria. Nada más distante del republicanismo que el gobierno dice representar.
Es por esto que se vuelve necesario repensar y poner en valor a las Comunas, llenando de contenido una herramienta fundamental para el desarrollo institucional de nuestra Ciudad. La participación ciudadana en la toma de decisiones es la única herramienta posible para garantizar una buena y ajustada respuesta a los problemas existentes, como lo han demostrado exitosas experiencia en otras importantes ciudades del mundo, como Porto Alegre, Madrid y Nueva York. Pero también, y allí quizás se encuentre el verdadero sentido de la política del macrismo, resulta una herramienta fundamental para generar mayor conciencia política, más compromiso con la cosa pública y con los problemas que atañen a nuestros barrios.
Cristina Fernández de Kirchner ha convocado desde la publicación de su libro Sinceramente a un nuevo “contrato social de ciudadanía responsable”. Plantea Cristina que sin una participación ciudadana real y efectiva, no hay destino posible para nuestra patria. Desde nuestro lugar como les representantes más cercanos territorialmente, debemos trabajar para que ese nuevo contrato encuentre su base en nuestros barrios, que la estructura jurídica, administrativa y política que son las Juntas Comunales y los Consejos Consultivos sirvan también como una herramienta en la construcción de una ciudadanía responsable. Para así de una buena vez por todas cumplir con el espíritu de la Constitucion de la Ciudad y construir realmente una democracia participativa y dejar de vivir en esta farsa a la que nos ha llevado Macri y Larreta.
Las quince comunas porteñas deberían ser quince gobiernos locales, abiertos a vecinos y vecinas a tomar decisiones, con les siete miembros de las Juntas Comunales como gobernantes de cercanía, articulando activamente con los Consejos Consultivos Comunales. En ningún momento de sus gestiones se tomó en serio a las Comunas, ni se les dio la posibilidad de administrar presupuesto, ni tomar decisiones respecto a la oportunidad y conveniencia de las obras que realizan cada comuna. Por el contrario, primero Macri y luego Larreta han hipercentralizado la toma de decisiones y desconocido las herramientas participativas.
Los y las comuneras con mucho esfuerzo, con un fuerte sentido de la responsabilidad, pese al ninguneo constante de Macri y Larreta, hemos llevado adelante las funciones que la Constitución y la Ley 1777 de la Ciudad nos otorgan. En conjunto con los Consejos Cosultivos, que integran centenares de ciudadanos y ciudadanas comprometidas con la democracia participativa, hemos defendido la descentralización y la participación ciudadana en la Ciudad. Desde la oposición en las juntas, hemos también hecho control y seguimiento de las irregularidades en las gestiones comunales y en las obras llevadas adelante. Obras que en muchos casos han sido objetadas por sobreprecios o de beneficiar a empresas amigas, denuncias que no llegan a los grandes medios de comunicación producto del blindaje mediático con el que cuenta el Jefe de Gobierno.
La no existencia de una jurisdicción propia para cada comuna en el presupuesto de la Ciudad, es decir una partida específica para ser ejecutada de acuerdo a las prioridades establecidas por la Junta Comunal y el Consejo Consultivo, es la muestra más cabal de la inexistencia de la voluntad política de descentralizar el poder en las Juntas Comunales. Solo asistimos en estos últimos 8 años a campañas de marketing que cuentan con millonarios presupuestos, puesto al servicio de la propaganda partidaria. Nada más distante del republicanismo que el gobierno dice representar.
Es por esto que se vuelve necesario repensar y poner en valor a las Comunas, llenando de contenido una herramienta fundamental para el desarrollo institucional de nuestra Ciudad. La participación ciudadana en la toma de decisiones es la única herramienta posible para garantizar una buena y ajustada respuesta a los problemas existentes, como lo han demostrado exitosas experiencia en otras importantes ciudades del mundo, como Porto Alegre, Madrid y Nueva York. Pero también, y allí quizás se encuentre el verdadero sentido de la política del macrismo, resulta una herramienta fundamental para generar mayor conciencia política, más compromiso con la cosa pública y con los problemas que atañen a nuestros barrios.
Cristina Fernández de Kirchner ha convocado desde la publicación de su libro Sinceramente a un nuevo “contrato social de ciudadanía responsable”. Plantea Cristina que sin una participación ciudadana real y efectiva, no hay destino posible para nuestra patria. Desde nuestro lugar como les representantes más cercanos territorialmente, debemos trabajar para que ese nuevo contrato encuentre su base en nuestros barrios, que la estructura jurídica, administrativa y política que son las Juntas Comunales y los Consejos Consultivos sirvan también como una herramienta en la construcción de una ciudadanía responsable. Para así de una buena vez por todas cumplir con el espíritu de la Constitucion de la Ciudad y construir realmente una democracia participativa y dejar de vivir en esta farsa a la que nos ha llevado Macri y Larreta.
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