OPINIÓN

Larreta con superpoderes, pero sin control de la pandemia en villas

El jefe de Gobierno consiguió con los votos propios en la Legislatura la facultad de reasignar partidas. Pero no todas son buenas para el mandamás porteño. Crece la presión por los casos de coronavirus y dengue en barrios vulnerables.

Werner Pertot
Larreta con el tapaboca transparente que le obsequió Santilli.


Horacio Rodríguez Larreta pudo pasar la Ley de Emergencia Económica que quería tan sólo con algunos cambios cosméticos, que no modifican su núcleo central: a partir de ahora, tiene total control para reasignar partidas y sólo deberá informar mes a mes lo que decide a una comisión controlada por el oficialismo en la Legislatura.  La movida, apuntalada en la crisis sanitaria, fue acompañada por el radicalismo y la Coalición Cívica, que suelen poner el grito en el cielo cuando se piden las mismas herramientas a nivel nacional. Y el peronismo jugó el papel de oposición republicana que reclamaba más controles y límites, que Larreta no necesitó aceptar porque le alcanzaban los votos. No obstante, no todas son buenas noticias para el jefe de Gobierno. Como planteamos la semana pasada, las villas siguen siendo un escenario de crecimiento del virus y, por más que Larreta ahora sí atinó a lanzar un plan, no parece estar pudiendo contener los brotes.

La sesión en la Legislatura transcurrió por los carriles previsibles: el Frente de Todos y la izquierda criticaron la Ley de Emergencia Económica, pero no tenían los votos para bloquearla. Fue aprobada por una mayoría amplia de 38 votos contra 21. Larreta, que primero había amagado con negociar con el peronismo, luego tuvo un encuentro de la mesa política de Juntos por el Cambio porteño y se aseguró el respaldo de los propios, como Graciela Ocaña, Martín Lousteau y Elisa Carrió. Incluso el monobloque que responde a Margarita Stolbizer se lo votó. El republicanismo quedó para otra oportunidad, dado que es una ley que habilita amplias modificaciones en el presupuesto, y el único control es una comisión legislativa donde la mayoría de los cargos clave son del oficialismo. Nuevamente: Larreta controla a Larreta. La presidenta de la Auditoría porteña, Mariana Gagliardi, había pedido intervenir, sobre todo después del escándalo de los barbijos vencidos, que le iban a comprar a empresas vinculadas a familiares de Larreta y su jefe de Gabinete. Ese pedido no fue contemplado, salvo en un pequeño extracto de la ley: la comisión de control podrá pedir asistencia a la Auditoría. Un saludo a la bandera.

La ley fue expurgada del artículo que decía que podía pagar en forma escalonada los sueldos de los estatales, pero sí quedaron todo el resto de las cuestiones: restricciones presupuestarias que habrá que ver cómo se traducen en las paritarias, congelamiento de la planta para un Gobierno que mantiene una cuota importante de precarizados.  Por las dudas, la Legislatura estuvo vallada para esta sesión. Una de las legisladoras del FdT, Lorena Pokoik, publicó una foto y sacó una conclusión: si hay vallas, es que lo que se vota es antipopular. ¿Cómo se usará esta facultad? Aquí hay una pista: Pokoik descubrió la semana pasada un recorte a los comedores populares de más de 700 millones que iban directo a Metrovías. Tuvieron que dar marcha atrás cuando lo denunció y dijeron que fue “un error de carga”. Ahora tienen facultades para hacer eso casi sin límites.

Hubo una segunda ley que le apuntó a los y las trabajadoras, pero judiciales. Fue una reforma que Larreta también logró pasar, luego de pulirle algunas aristas polémicas como la facultad de una nueva secretaría de Presupuesto de auditar a los jueces. Como en el caso de la emergencia económica, quedó lo central: ahora una oficina controlará gran parte de los fondos del Poder Judicial y la manejará –se dice- alguien de confianza de Larreta, Genoveva Ferrero. El punto para los empleados judiciales fueron nuevas herramientas disciplinarias, que incluyen las cesantías y la exoneración.

Mientras Larreta conseguía esas victorias legislativas, la situación en las villas no mejora. El Ministerio de Salud nacional indicó ayer que los casos en los barrios pobres son el 30 por ciento de todos los que hay en la Ciudad. Hay más de 510 personas contagiadas, con la Villa 31 y la 1-11-14 como los principales focos. En tanto, el sábado pasado los funcionarios porteños no dieron claridad sobre qué protocolos sanitarios van a aplicar. La ministra de Desarrollo Humano Hábitat de la Ciudad, Marta Migliore, dijo: "Nosotros venimos trabajando de manera continua con un plan que presentamos hace unas semanas. Sobre la cuestión sanitaria, la semana pasada realizamos testeos en el Barrio 31 para identificar con mayor celeridad potenciales casos".

Y no sólo el coronavirus golpea, sino también el dengue: los casos en la Ciudad ya llegan a 6.498, aunque en el Ministerio de Salud porteño sostienen que tienden a disminuir. El 90 por ciento de los casos se concentran en la comuna 8 (Lugano), la 4 (La Boca y Barracas) y en la 7 (Flores). Son situaciones que siguen demandando una respuesta del Estado y esa respuesta no parece llegar.

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