PANDEMIA

Los hoteles alojamiento no logran salir de la crisis

La pandemia extendió la crisis del sector, por las restricciones a los horarios de funcionamiento. Sus dueños dicen que no alcanzan a cubrir los costos operativos.


Representaban uno de los rubros más estables a nivel económico, producto de una demanda siempre en crecimiento. Sin embargo, llegó la pandemia y muchos debieron cerrar sus habitaciones y puertas, y los que subsistieron se vieron obligados a ofrecer un servicio por demás limitado. Razón por la cual derribaron muchos mitos como el de ser el lugar ideal para los infieles.
 
Por estos días, los hoteles alojamiento atraviesan un panorama por demás crítico y se reinventan día a día para no cerrar. Al no estar incluidos dentro de las actividades consideradas esenciales durante la cuarentena que comenzó el 19 de marzo de 2020, los albergues transitorios fueron desapareciendo, tampoco lograron recuperarse cuando las restricciones se flexibilizaron.
 
Era una rama considerada como de las más redituables, pero “estamos en una situación muy complicada, porque el año pasado estuvimos cerrados durante siete meses, sin facturar un solo peso”, cuenta a Crónica José Manuel Capello, presidente de la Federación de Alojamientos por Horas, quien a su vez reconoció que “con la apertura estuvimos un poco mejor, aunque trabajamos con un 40% hasta las nuevas restricciones, que descendió a un 20 %; no llegamos a cubrir los costos operativos”.
 
En este contexto, cada once hoteles, tres han cerrado sus instalaciones, en cada distrito, y el resto sigue sosteniendo sus servicios con los pocos recursos que les quedan. Gisel, propietaria de dos hoteles, manifestó a Crónica que “no sólo fueron los nueve meses que estuvimos cerrados, porque después la apertura fue con restricciones horarias que afectaban las horas de mayor demanda”. En consecuencia, los representantes de los hoteles alojamiento revelaron un detrimento de doscientos clientes por fin de semana.
 
Por esta situación, los dueños de los albergues exigen que la actividad se desarrolle con las mismas normas, con horario de atención que se extienda en las 24 horas, y no hasta las 23. En este sentido, Capello argumentó que es “uno de los lugares seguros, porque no es un lugar de sociabilización ni de encuentro, no hay espacios comunes, sino que la pareja se conoce previamente”.
 

La pandemia también resignificó a los alojamientos por hora, derrumbando una vieja creencia respecto de ellos como lugares de circunstancial encuentro entre amantes. Una estigmatización por la que generó rechazo a la exigencia de reapertura de los albergues por parte de los empleadores y empleados del rubro.
 
Gisel remarca que “hace un montón eso cambió, por la cantidad de controles que se pueden hacer en una pareja, a través de un simple celular, por ejemplo; ahora es un espacio de tiempo compartido por parejas estables, ya no recibimos parejas del levante como antes”. En referencia a ello, a su vez, reconoció que “hay clientes que nos dicen que el hotel es una escapada a la rutina, con su esposa o esposo”.


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