El Pasaje Lanín cumple 20 años

El Pasaje Lanín, ubicado en el barrio de Barracas, festeja sus 20 años de historia, cuando la callecita se convirtió en una obra de arte. Nació de la mano del artista plástico Marino Santa María.  La propuesta se enmarca dentro del “arte público”, una nueva disciplina que pone el arte al servicio de la ciudad.
 
La obra, en la que los vecinos y visitantes forman parte de la misma, abarca las tres cuadras del pasaje en las que actualmente unos 40 frentes de casas se encuentran intervenidas por Santa María.  En las fachadas se representan las obras del propio artista plástico, las cuales fueron cambiando de la pintura inicial a los mosaicos venecianos y azulejos, que se pueden ver en la actualidad.  
 
El Pasaje Lanín nace en la calle Brandsen 2100 y termina en la av. Suárez al 2000. Corre paralelo entre las vías del Ferrocarril Roca y la calle Aarón Salmún Feijoó. Desde que el proyecto artístico se inauguró en 2001, con el correr de los años la arteria se convirtió en un punto neurálgico de la movida cultural y turística del barrio de Barracas.
 
“Quise mostrar el barrio del siglo XXI, más allá de las tradiciones", cuenta el artista. Santa María nació en Lanín 33, donde aún tiene su casa-taller, se le ocurrió pintar la adaptación de uno de sus cuadros en la fachada y el barrio se revolucionó. El vecino de al lado primero y otros y otros después fueron pidiéndole que transformara los frentes de sus viviendas. Más adelante les arreglaron las veredas e iluminaron con LEDs.
 
“De chico jugaba al fútbol en esta calle. Quizás manché tanto estas paredes con pelotazos que de alguna manera quise ‘limpiarlas’”, dice Santa María y agrega “me impulsó el tomar conciencia de la degradación del entorno. Y el hecho de que buscaba un cambio en la comunicación de mi obra: que saliera de las galerías y los museos y que, en la calle, resultara imponente”.
 
“Mi idea era ayudar a darle un envión a Barracas del siglo XXI. Porque al Lanín lo pensé a contrapelo de supuestas tradiciones que encasillaron al barrio. Por ejemplo, que Barracas es tango nada más, o la idea de que Barracas era sus fábricas. Las fábricas que cerraron hace rato... Una cosa es conocer y respetar la historia y otra es resistirse a ver cambios. Me gusta el folclore y también, mirar el presente y, sobre todo, hacia adelante. Entonces, con el arte abstracto, me corrí de todo aquello. Fue mi manera de decir: 'Miren que hay un Barracas distinto, un Barracas nuevo'”, continúa el artista.