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- 12.10.2021
COMUNA 11
Se podrá visitar el Palacio Ceci de Villa Devoto
Una empleada de la familia propietaria del Palacio Ceci llegó hasta allí luego de haber sobrevivido al naufragio del Titanic. Ahora, la mansión se encuentra abierta al público para ser visitada.
Cuenta la leyenda que una empleada de la aristocrática familia Ceci, que vivía en el palacio ubicado en el barrio de Villa Devoto, era sobreviviente del Titanic, barco que se hundió en su viaje inaugural en abril de 1912. Un año después de aquel naufragio, una mansión se levantaba sobre la hoy denominada avenida Lincoln.
“Era la casa de Alfredo Ceci, uno de los cinco hermanos de esa familia que llegó de Italia”, explica a La Nación el fotógrafo Diego Cabales, estudioso de las joyas ocultas de la Ciudad y quien organiza las visitas a esta mansión escondida que muy pocos vecinos conocen. El clan Ceci se completaba con los hermanos Egiziano, Socrate, Arístides y Parisina, todos provenientes de Camerano, provincia de Ancona. “La familia se relaciona con la comunidad italiana, fundamentalmente con Antonio Devoto, que es quien les abre las puertas de la zona. Los Ceci llegan en 1885 y el palacio data de 1913”, sostiene Cabales.
Sobre la avenida Lincoln impacta observar la grandilocuencia de este palacio con toda la impronta de una mansión europea de principios del siglo pasado. “Responde a lo anti colonial y buscaba la reminiscencia europea”, dice Cabales. La idea de estas construcciones era enterrar cualquier vestigio de arquitectura autóctona y erigir pomposas construcciones al estilo italiano, francés o español.
Sin embrago, las dimensiones no le dan el carácter de palacio, dado que no es de los más grandes de la Ciudad, pero sí lo oneroso de los materiales con los que fue construido y sus ornamentaciones de lujo. El fotógrafo responsable de mantener viva la historia del lugar reconoce que “solo contaba con cuatro habitaciones y había una estructura aparte que tenía quince cuartos más”. La edificación está rodeada de una frondosa arboleda que disimula su magnitud. El Palacio Ceci visto desde afuera luce elegante y algo desarraigado ante un entorno que nada tiene que ver con su estilo.
La familia Ceci había fundado la empresa constructora Ceci Hermanos, responsable no solo de construir la mansión familiar, sino también el edificio del Seminario Conciliar, la iglesia San Vicente de Paul y el templo Nuestra Señora del Huerto. Posteriormente a la inauguración del Palacio Ceci, terminaron la Basílica San Antonio, la Casa de las Hermanas de la Misericordia y el ya demolido Palacio Devoto, todos ubicados en un radio de pocas cuadras.
En total, el Palacio Ceci reunía 30 ambientes e incluía una caballeriza, ocupando una superficie que no llegaba a abarcar la totalidad de una manzana. El edificio fue levantado con una mezcla de costosos materiales: mármoles de Carrara; pisos, aberturas y boiserie de roble de Eslavonia; granito. Además, calefones importados de Italia, mayólicas llegadas de Inglaterra y sanitarios provenientes de Nueva York son algunos de los costosos recursos con los que se contó para levantar el palacio.
“Hoy diríamos que es un estilo de nuevo rico”, argumenta Cabales. Aunque su valor patrimonial es indiscutible, el edificio fue objeto de estudio de arquitectos e historiadores. A través de las décadas, muchos de ellos concluyeron en que el lugar es una suerte de muestrario pomposo que exhibe el potencial de todo aquello que se podía hacer y adquirir en la época.
Lo que predomina es el estilo francés, pero tamizado con una interpretación italiana y cuenta, además, con elementos barrocos y del renacimiento. Puede distinguirse el estilo Luis XVI en el salón dorado, hall y escalera principal. Luigi Trinchero, autor de los bustos del Salón de la Música y de las cariátides del Teatro Colón, aportó las ornamentaciones que exhiben las paredes. Dante Ortolani, afamado escenógrafo del mismo teatro y amigo personal de los Ceci, fue el responsable de algunos de sus frescos en marouflage.
La argolla en la puerta, donde se ataban los caballos que arrastraban los carruajes, aún sobrevive. Allí se encuentra el punto inicial de un recorrido que se convierte en un viaje en el tiempo. Ingresar al Ceci es viajar hacia una época dorada y opulenta de esa inmigración que había progresado. En el frente, la imponente escalera de ingreso al palacio tallada en granito proveniente de Milano. Una cúpula corona el lugar que cuenta con un salón comedor imponente, un espacio exclusivo para fumadores que era utilizado por los hombres con boiserie en madera oscura y con un fresco en el techo donde se simboliza a Baco, Dios del Vino.
Gran parte del mobiliario original aún se conserva: “Ánforas en piedra y mármol, esculturas y mesadas de mármol han quedado preservadas. Una de ellas es la obra “La Danza” de Giovanni Bastianini, hecha íntegramente en mármol y que tiene una hermana gemela en el Museo Pitti de Florencia”, aclara Cabales.
En el primer piso se dividían las áreas que debían ser ocupadas por los hombres y las que estaban reservadas al tránsito de las mujeres. Los baños también eran diferenciados y su ornamentación respondía a los tópicos de masculinidad y femineidad de la época. Los sanitarios son de la empresa neoyorquina Mott Iron Works y los calefones italianos son de la marca Dante Martiri. En el reducto de los hombres se puede ver una especie de bidet para tomar baños de asiento con la finalidad de apaciguar las molestias que producían las cabalgatas. Desde ese primer nivel se accede a un balcón enmarcado por un colorido vitreaux.
Biblioteca y sala de billar completan las comodidades del lugar. El Palacio Ceci cuenta con montacargas y ascensores que vinculaban las distintas plantas o permitían el traslado de vajilla sin riesgos a roturas.
Como era habitual en la época, los subsuelos estaban destinados a las áreas de servicio y las habitaciones del personal estable. Aquí se desarrollaba otra vida paralela a la de los patrones. Allí moraba aquella sobreviviente del Titanic. La tragedia se cobró 1496 vidas, siendo la empleada de los Ceci, una de los 712 sobrevivientes.
Para atender a la familia, un plantel de 17 empleados trabajaba en la residencia, algunos con cama adentro. La leyenda cuenta que el aura de la sobreviviente del Titanic merodea en el lugar. “Hay una energía especial. Cuesta estar solo tanto con la luz de sol, como de noche. Es un lugar tan grande que, en todo momento, se siente que hay alguien más”, cuenta Cabales.
Cuando la familia Ceci decidió construir su mansión, en toda la Argentina circulaban menos de 1000 automóviles. Villa Devoto, barrio fundado 24 años atrás, se conectaba con el centro a través del tranvía 86, cuyo recorrido hoy está a cargo de la línea de colectivos 105, uniendo Plaza de Mayo con Santos Lugares y Caseros. El barrio también se vinculaba con la zona de Retiro y el centro porteño a través del Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico, hoy denominado San Martín.
A partir de la crisis del ´30, muchas familias de la alta sociedad debieron acotar su nivel de vida, razón por la cual, el Estado compró varios palacios en toda la Ciudad. El Palacio Ceci fue tomado por el Estado: “En este lugar siempre había gente, aunque muchos integrantes de la familia pasaban la mitad del año en Italia. Con los años, todos fueron creciendo, algunos se quedaron en Europa y otros murieron, con lo cual, la casa va quedando deshabitada. Ante eso, los Ceci la dan en alquiler y Ayrolo, que fue el primer profesor de lenguaje de señas, se hace cargo de la propiedad”, explica Cabales.
Finalmente, en 1938 el Palacio se alquiló al Ministerio de Educación. “Por eso hoy es parte de la Escuela Nº28 Profesor Bartolomé Ayrolo”, dice Diego Cabales, quien, a fines del 2020, fue uno de los responsables de poner a punto el interior de la mansión y darle una atmósfera de puesta en escena realista a cada uno de los ambientes con mobiliario y objetos de épocas que se sumaron a los que sobrevivían en el lugar. “Aún hay lamparitas originales que funcionan”, explica Cabales. Dado su valor, el edificio fue catalogado como Bien de interés arquitectónico por el Gobierno de la Ciudad en 2001.
Visitas:
El 30 de octubre se podrá realizar una nueva experiencia fotográfica que incluirá un recorrido presencial de una hora y un curso de fotografía de arquitectura con celular que será dictado en tres clases vía Zoom. El valor total es de $700.
Además, el 6 de noviembre se llevará a cabo la experiencia para fotógrafos. La misma tiene una duración de dos horas, con dinámica libre.
Las reservas deben realizarse en www.estudiopublica.com.ar/salidas Solo se permite el ingreso con reserva previa. Palacio Ceci: Lincoln 4305, Villa Devoto.
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