- Política
- 29.08.2022
OPINIÓN
"Prohibido olvidar que murió una niña de 11 años", por Werner Pertot
La muerte de M, entre una sucesión de abandonos del Estado porteño, pasó sin que ningún funcionario porteño considerara que merecía su atención. Una marcha para que no haya más Ms.
El viernes 12 de agosto una alumna de 11 años de la Escuela N° 11 D.E. 5 "República de Haití", llegó al colegio y se descompensó. Las docentes llamaron al SAME para que la asista. Primer dato de los muchos que van a seguir: tuvieron que llamar desde un teléfono particular, porque hace meses que el de la escuela no funciona y nadie lo repara. Pasó una hora, la ambulancia nunca llegó y la niña fue retirada de la escuela por su familia y la llevaron a la guardia del Hospital Penna. Segunda ausencia notoria del Estado. El lunes 15 volvió a ingresar al hospital donde finalmente falleció. Primero se creyó que era por desnutrición, dado que venía con problemas de alimentación desde hacía años y había reclamos al Estado en ese sentido. Finalmente, al autopsia indicó que fue por “neumopatía bilateral”, algo que afecta a niños y niñas pequeños, pero no es tan común a su edad. El resultado de la autopsia fue difundido por medios amigos del PRO para lavar culpas, pero no cambia en nada lo que relataron desde la escuela.
El comunicado de las maestras dejaba en claro que este final vino tras una larga serie de intentos fallidos de que el Gobierno porteño respondiera al caso: “Hoy estamos atravesades por el dolor, la impotencia y la bronca frente a la pérdida de una niña de nuestra escuela, consecuencia de la ausencia y la desidia del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires que sistemáticamente vulnera los derechos de nuestres pibis”.
La niña ingresó al colegio en 2017 y desde un primer momento notaron que necesitaba contención y acompañamiento. Solicitaron la intervención del Equipo de Orientación Escolar (EOE) ya que advirtieron la vulnerabilidad de derechos que atravesaba ella y su familia. Ahí vino el primer problema: ese equipo actualmente está formado por 15 personas que tiene que responder a miles de casos. Solo en el distrito donde iba a clase M, había otros 1050 alumnos y alumnas en una situación de vulnerabilidad similar. La demanda es enorme para tan poco personal. ¿Tómo alguna medida Acuña para resolver esto? ¿Intervino alguna otra dependencia del Gobierno porteño ante lo ocurrido? La respuesta no los sorprenderá.
Para el caso de la niña fallecida, recién en el año 2020 el ese equipo pudo atender el caso derivó su situación y solicitó la intervención a la Defensoría zonal, que depende del Consejo de Niños, Niñas y Adolescentes, a cargo de Karina Leguizamón, a quien la oposición porteña ahora quiere citar a la Legislatura para que de explicaciones. Esta solicitud se reiteró en el 2021 y también este año, pero nunca a la escuela se le informó si hubo alguna intervención de esa Defensoría.
Durante el 2018 y 2019 la familia presentó un certificado médico que indicaba que la niña necesitaba un refuerzo hipercalórico de vianda. Le otorgaron durante esos años pero siempre fue insuficiente (era un día una banana y otro, una barrita). Incluso, las docentes aseguran que durante el 2021 el refuerzo de vianda nunca llegó. Seguimos sumando abandonos.
Las docentes intentaron suplir, como pudieron, esta ausencia del Estado porteño. Le consiguieron turnos médicos, le gestionaron anteojos, ropa para que se abrigue, y le intentaron garantizar el almuerzo antes de ingresar al aula.
Todo terminó de forma trágica y es todavía peor constatar que el Gobierno porteño ni parece haber registrado la situación. Larreta y Acuña están más preocupados por impulsar medidas punitivistas como quitarle los planes sociales a aquellas familias que no cumplan con la asistencia escolar (dinero que es exclusivamente para su alimentación) y sancionando a docentes que utilizan lenguaje exclusivo. También se negaron a revisar el tema de los comedores escolares, tras una reforma que propuso la legisladora Ofelia Fernández.
Las familias marcharon la semana pasada, con la consigna “Ni unx pibx menos. Niñeces dignas”. Entre lágrimas, reclamaron un plan de emergencia integral para las escuelas. Cuando llegaron a la sede del Gobierno porteño, en Parque Patricios, colocaron cientos de grullas de papel en las inmediaciones.
El documento con el que cerraron el acto, decía: “Pasaron siete días desde que tenemos una silla vacía en nuestra escuela. Siete días de mucha angustia, bronca y dolor, porque el abandono y la desidia del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires se cobró la vida de nuestra estudiante. Sobre todo porque se podría haber evitado, con políticas públicas que garanticen los derechos de nuestras niñeces, porque la escuela sola no alcanza. Hoy nos toca como comunidad de la villa 21 -24 / Zavaleta afrontar esta pérdida, pero somos conscientes de que esta situación podría pasar en cualquier otra villa o barrio vulnerado porque vemos la injusta realidad que atraviesan les niñes de la zona sur de esta ciudad”.
No recibieron ninguna respuesta.
Yo quisiera dejarles, a cambio, una pregunta: ¿Cómo se va a morir de esta forma una nena en el distrito que tiene el presupuesto más grande per cápita del país? Que las movidas para reprimir manifestantes no nos hagan olvidar de esto.
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