CIUDAD

"Tras la victoria de los residentes, el sistema de salud sigue minado de problemas", por Werner Pertot

Los médicos consiguieron un triunfo en su lucha la semana pasada. Pero son concientes de que falta mucho en el sistema de salud. Esta semana hubo marchas de concurrentes y enfermeras y enfermeros para seguir reclamando.

¿Se acuerdan cuando ser médico era visto como una plataforma de ascenso social hacia buenos sueldos, prestigio y una vida mejor? ¿El viejo lema de "m’hijo el dotor"? Bueno, hace tiempo que esto no parecería ser tan así, al juzgar por la pelea que tuvieron que llevar adelante los médicos residentes contra la Ciudad de Buenos Aires para mejorar sus salarios, que estaban orillando la línea de pobreza. Fueron dos meses de conflicto, 20 días de paro ininterrumpido hasta que Fernán Quirós se dignó a ofrecer algo más parecido a lo que pedían los 4500 residentes: un salario cercano a 200 mil pesos. Fue una victoria en toda la línea, a no dudarlo, y la confirmación nuevamente de que luchar sirve. Dicho esto, quedó en claro que el sistema de salud porteño sigue teniendo múltiples problemas que afrontar y por los que luchar. Esta semana sirvió de muestra de eso, con movilizaciones de enfermeros y enfermeras, concurrentes y otros sectores que siguen reclamando. Los residentes, de hecho, no se fueron a sus casas sino que los apoyaron.

La semana pasada los residentes emergieron victoriosos de una reunión que podría haber sido una más en las que salían sin nada o con propuestas insuficientes. Tenían salarios que en muchos casos no llegaban a los 120 mil pesos y pedían 250 mil. Finalmente, acordaron cerrar un acuerdo en el que los que ingresan a primer año como residentes cobrarán 200 mil pesos en mano.

Esto implicó un aumento anual de 143 por ciento de aumento. ¿Cuándo influyó en la victoria la necesidad de Quirós de cerrar el conflicto para comenzar a avanzar con su candidatura a jefe de Gobierno? Nunca lo sabremos. Lo que sí sabemos es que una lucha de meses, con el desgaste que eso supone (nunca olvidaré al médico que sostenía el cartel que decía: “la facultad me hizo médico, Larreta me hizo piquetero”) terminó con una victoria.

Aun mientras festejaban, los médicos siguieron advirtiendo que los problemas no se terminaron y que el desfinanciamiento del sistema de salud porteño es muy grande. Por ejemplo, a Página/12 la médica del Hospital Sardá Carina Goya le contó: “No hay profesionales que quieran hacer las guardias porque están muy mal pagas. Hay hospitales que tienen tomógrafos pero no tienen médicos que sepan utilizarlos. Las unidades coronaria y de neonatología del Hospital Fernández debieron cerrar porque no pueden funcionar. Para conseguir un turno para una hernia inguinal de un bebé, hay que esperar un año. Para salud mental, lo mismo”. La lógica del pluriempleo llegó para quedarse: los profesionales combinan tres o cuatro trabajos para llegar a un salario razonable a fin de mes.

Por eso no debe sorprender a nadie que, tras esta victoria, las protestas continúan. Los concurrentes hicieron esta semana una “noche de las luces” en las que reclamaron por sus derechos laborales: muchos de ellos trabajan “gratuitamente y sin ART”. Son unos 600 trabajadores que hacen jornadas de hasta 40 horas semanales con guardias los fines de semana y en esas condiciones. Fueron vestidos de negro, con velas y la consigna “que no se apague la salud”. “Hemos alcanzado un triunfo enorme al conseguir con la organización de Asamblea CABA un ingreso de $200.000 en mano para un residente ingresante. Sin embargo, esto que logramos es sólo el piso de nuestro reclamo salarial. Luchar hasta ganar incluye a nuestrxs compañerxs concurrentes", informaron desde la organización.

A esto hay que sumarle una marcha de enfermeras y enfermeros en el Día Nacional de Enfermería, el martes de la semana pasada. Además de reclamar el reconocimiento de la carrera, exigieron un piso salarial de 200 mil pesos, como el que consiguieron los residentes. “Que no crean Larreta y Quirós que van a dejar a la enfermería sin respuestas y nos vamos a quedar de brazos cruzados: somos una generación empoderada y con conciencia del rol que jugamos", dijo allí Andrea Ramírez, enfermera del Hospital Ramos Mejía y presidenta de la ALE.

Está claro que los problemas en salud no se terminaron. También que, tras años y años de desidia, hay colectivos organizados que no se van a cansar de reclamar.

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