- Opinion
- 02.01.2023
OPINIÓN
"El ministro más blindado de la historia", por Werner Pertot
Pese a la difusión de nuevos chats, que llevó a un pedido de juicio político al presidente de la Corte, Larreta insiste en sostener a su ministro de Seguridad
Dejemos por un segundo de lado la discusión de si los chats son reales o falsos, de si es legítimo difundirlos si vienen de un hackeo (aunque son de interés público). Hay una serie de hechos que los larretistas no discuten: el viaje al sur existió. Un funcionario público aceptó un viaje de placer con otros jueces federales y pago por empresas. Esto está siendo investigado como el delito de dádivas y ya de por sí solo (sin los chats que hablan de un intento de encubrimiento posterior, roqueando con una fiscal de Bariloche) alcanza para que renuncie.
A eso hay que sumarle la información fáctica, por fuera de los chats, que se puede obtener a partir de la segunda oleada de filtraciones. Si al empresario de las grúas efectivamente le condonaron las probations que pedía u otras cuestiones indebidas, estamos en el terrenos del tráfico de influencias, por decir lo menos. Si se prueban las reuniones con Silvio Robles, el hombre de Horacio Rosatti, se pone aún peor: ¿qué pasa si se prueba la Corte y Larreta se pusieron de acuerdo para que saliera el fallo a favor de la Ciudad y contra el gobierno peronista? No está claro si el jefe de Gobierno mide el impacto que esto puede tener para su tan deseada carrera presidencial de este año que acaba de empezar.
Por lo pronto, le preocupó lo suficiente para interrumpir sus vacaciones en un barrio cerrado de Villa La Angostura y tener un zoom con su mesa chica. Estaban su candidato bonaerense Diego Santilli, su jefe de Gabinete, Felipe Miguel, el secretario general Fernando Strafase, la recién llegada al gabinete Silvia Lospennato y los integrantes del área de comunicación Federico Di Benedetto y Christian Coelho.
En ese encuentro, el consenso fue que era más costoso pedirle la renuncia que sostener su versión. "No podemos pedirle la renuncia porque es avalar una operación de inteligencia ilegal. Aún si fuera todo cierto, no podemos avalarlo", fue el argumento. La otra evaluación fue que le apuntan a D'Alessandro para desgastar la candidatura de Larreta. El énfasis se puso, entonces, en el carácter ilegal de las filtraciones, como la primera vez. Y hubo un pedido a D'Alessandro que saliera a defenderse, aclarar y explicar.
Sobre todo, explicar bien. Hay funcionarios porteños que creen que su explicación no fue del todo convincente. Y que no entienden por qué, si se trata de chats adulterados, no hace públicas las versiones reales para que quede claro que fue una edición. Salvo que haya cosas "inconvenientes" (es la palabra que se usa en el Gobierno porteño) que no se puedan mostrar.
Las nuevas explicaciones que dio D’Alessandro –que solo aceptó entrevistas en medios amigables- son pobres: no explican cuál es su relación con el emisario de Rosatti, ni si existieron o no los favores a Marcelo Violante, una de las caras detrás del escandaloso negociado de las grúas que existe desde los tiempos del menemismo profundo hasta nuestros días con las mismas dos empresas de acarreo. Estos son los puntos centrales a elucidar y no si las expresiones en tal o cual chat están o no editadas. Los chats no tienen validez legal si vienen de un hackeo, pero un juez diligente (¿lo habrá?) puede reunir la misma información sin recurrir a material ilegal.
La decisión del presidente y los gobernadores de pedirle juicio político a Rosatti puede que no tenga los votos en el Congreso, pero también es posible que arroje luz sobre las relaciones prohibidas entre los funcionarios porteños y el Poder Judicial. Y la verdad es que, en los últimos tiempos, cada vez que se destapa una olla, el olor es hediondo.
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