OPINIÓN

"Jorge Macri juega al aliado pero se guarda la carta de la Corte", por Werner Pertot

El jefe de Gobierno participa de las negociaciones por la Ley Omnibus y busca asegurarse la coparticipación porteña. Reapareció también el día del paro Horacio Rodríguez Larreta, que busca caminar la ancha avenida del medio.

Werner Pertot

Ante el Gobierno de Javier Milei, que poco después de su primer mes tiene su primera crisis de gabinete, el jefe de Gobierno, Jorge Macri, alterna entre tomar distancia sin que se note y jugar al aliado y colaboracionista, pero demandando que el Gobierno cumpla con pagarle a la Ciudad lo que le debe. El día del paro, los funcionarios porteños de seguridad, Waldo Wolff y Diego Kravetz, tuvieron dos dedos de frente e hicieron lo que Patricia Bullrich parece no poder hacer: se sentaron con la CGT y acordaron un plan para la marcha. Esto indica que, más allá de los discursos públicos, hay serias diferencias de estrategia con la idea de ir al choque que manejan en Mileilandia. A su vez, reapareció el ex jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta para criticar el paro general pero sin acercarse a Milei: comienza a caminar una ancha avenida del medio.

Larreta se mantuvo al margen casi todo el primer mes de Milei, pese a que sus diputados están activos en cuestionar la actitud casi servil que adoptó el bloque del PRO ante la irrupción institucional del MegaDNU y de la Ley Omnibus. Pero el ex jefe de Gobierno consideró que el paro general de la CGT era un buen momento para reaparecer con un tuit. Esto fue lo que dijo: “Hoy estamos siendo testigos del paro general más rápido de la historia Argentina. Un paro que no hace más que volver a enfrentar a argentinos contra argentinos en lugar de trabajar todos juntos, aún con nuestras diferencias, para resolver problemas y sacar el país adelante. Los argentinos votaron un cambio con esperanza y todos tenemos que hacer el esfuerzo de resolver nuestras diferencias en paz, sin aprietes, sin extorsión y sin violencia. Eso es la democracia”.

¿En la categoría de “aprietes y extorsión” incluía solo el paro o también los aprietes de Milei a los gobernadores para que le voten la ley o de lo contrario les va a “fundir” las provincias”? No lo sabemos. Está claro que Larreta no lo aclarará. Pero su intervención nos da una pista de por donde piensa caminar. Larreta, que hizo campaña con la moderación, parece que va a ir a buscar esa ancha avenida del centro que alguna vez quisieron caminar otros dirigentes. Ni con Milei, ni cerca del kirchnerismo, parece ser el lema del ex jefe de Gobierno.

En tanto, Jorge Macri juega al aliado ma non tropo. Hasta ahora, se muestra considerado y contemplativo con el Gobierno de Milei, pese a que los estilos coinciden poco y nada.  Por ejemplo, pese a la verba inflamada contra las manifestaciones, el jefe de Gobierno y sus funcionarios de seguridad tuvieron el tino de sentarse con los organizadores a ponerse de acuerdo en cómo se iba a desarrollar la manifestación masiva. Fue una salida dialogada que tiene más sentido que las opciones que hasta ahora viene manejando Bullrich: 1) pedirles, de forma ridícula, a 700 mil personas que caminen por la vereda, 2) sacar toda policía y dejar a manifestantes y automovilistas a la buena de dios. (Claro que si la ministra cree realmente que fueron 40 mil personas, eso explicaría un montón de cosas).

Por otro lado, Jorge Macri está metido con los gobernadores de Juntos por el Cambio en la negociación de la Ley Omnibus. Alli el jefe de Gobierno consiguió meter en el pliego de condiciones que se pague la coparticipación porteña tal como plantea el fallo de la Corte. Hasta ahora, Jorge Macri tuvo solo una reunión con el ministro de Economía, Luis Caputo, de la que no salió con ningún compromiso real de pagar. Por eso la jugada de sumar detrás suyo a nueve gobernadores no deja de ser astuta. Más ante un presidente que habla de “fundir” a las provincias y “dejarlas sin un peso”.

A quien vamos a tener que observar en los futuros días es al otro ex candidato a jefe de Gobierno, Martín Lousteau. Cuando asumió la presidencia de la UCR se mostró con un rol más fuertemente opositor, pero está guardado por estos días. Le cedió el protagonismo a las figuras parlamentarias como Rodrigo de Loredo o Facundo Manes. Ahora, no es posible dejar pasar un hecho demencial de los muchos que ocurren: el presidente retuiteó un posteo donde se lo trataba de “cabeceador de fetos” (SIC) y la UCR siguió adelante como si nada con la negociación de la Ley Omnibus. Hay cosas que no se deberían dejar pasar.

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