CULTURA

Florencia y Roberto pintan murales del Indio en los barrios

“Un Indio en cada barrio” es una iniciativa artística de Florencia y Roberto que buscan, a través de la pintura, rendir homenaje al Indio Solari, ex líder de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota y también quieren que se mantengan con vida “sus ideales y legado cultural”.

Dafne Strobino

Roberto Cervio y Florencia López son pareja, pintan murales de Carlos “Indio” Solari en distintos barrios. En La Paternal hay dos: uno en Balboa y Elcano y el otro queda en Punta Arenas y avenida San Martín. Una tarde nos juntamos a charlar en el mural de Seguí y Tres Arroyos y contaron sobre este proyecto que los apasiona.
 
¿Ustedes desde cuándo pintan murales?
 
Roberto: Yo pinto desde siempre, desde que soy chico. Cuando terminé el secundario estaba entre tocar la batería y hacer Bellas Artes y era lógico que no tenía que tocar la batería, así que entré a Bellas Artes y me fascinó, me encantó. Hice la especialización en grabado. La primera experiencia en mural fue en la escuela pública Rumanía que se armó un proyecto con unos amigos. Uno de ellos es muralista y vive en el Sur en Playa Unión y el otro amigo es músico y tenía un proyecto de armar unas revistas que se llamaban Pompas y con eso enganchamos en la escuela para pintar todo el patio. Ese fue el primer mural en el que participé guiado por este amigo muralista y me encantó.
 
Pegado a eso enganchamos otro mural encargado por el Hogar Obrero en Boedo, nos pidieron que hagamos algo de temática de tango y ahí ya no había nadie que nos guíe, este fue como la primera experiencia de encararlo de principio a fin. Hicimos unas llamaditas al amigo muralista para que nos tire una onda y también estuvo bárbaro. A partir de ahí quedó la semilla, quedaron las ganas. Pasó un tiempito hasta que hicimos algunos de Marielle Franco (N.R: activista brasileña asesinada el 14 de marzo de 2018) en el barrio Mujica, otro en un teatro de Palermo.
 
Ahí ya estaba claro que la onda iba por ese lado. Hicimos el de Sandrita en Villa Crespo (N.R: Sandra Daiana Constante tenía 19 años cuando fue atropellada por un patrullero policial en la esquina de Camargo y Serrano el 17 de noviembre de 2019).
 
Florencia: El mural de Sandrita lo hicimos con un grupo de amigues y participamos en otro en Parque Patricio, que también es un mural grande por un chico que fue  asesinado por la policía, el caso de Nehuén (N.R: Nehuén Rodríguez fue atropellado por la policía en diciembre de 2014).
 
Un tiempo después vino la pandemia, falleció Willy Crook, hice una imagen y Roberto me dice: “esa es una buena imagen para un mural”. Yo no estudié Bellas Artes, vengo del campo de la sociología, así que lo que aprendí de pintar es con Roberto y con los amigos. Queríamos pintar esa imagen y buscamos dónde hacerla. Encontramos una pared muy buena en Almagro, sobre Díaz Vélez, una de esas que dan al tren. Fue mi primera experiencia y fue algo más musical, de Los Redondos y estuvo espectacular. Lamentablemente el mural duró un año clavado, al año siguiente apareció la pared pintada de gris. Así apagaron a Willy y todo su colorido con un gris horrible.
 
Se los pintó el Gobierno de la Ciudad
 
Roberto: Sí, de un prudente gris.
 
Florencia: Ese mural fue un prototipo de este proyecto. 
 
Roberto: Porque además se sumaron muchos amigos y amigas que no habían pintado nunca y se generó algo como muy piola, aparte fue bien salida de pandemia, fue el “volvernos a juntar”, estábamos pintando con barbijos y qué sé yo, pero bueno, ya estábamos de vuelta haciendo algo juntes.
 
¿Cuándo empezaron con “Un Indio en cada barrio”?
 
Florencia: Empezamos el año pasado, estamos cumpliendo un año. El primero fue el que queda en Seguí, en el paredón del Policlínico Bancario, hacía un frío. 
 
Roberto: Recién pasamos y vimos que están pintando de gris todas las paredes, nos sorprendió ver que están tapando todo, así que hay que ver cuánto dura.
 
¿Piden permiso a los “dueños” de las paredes para pintar?
 
Roberto: Con el del Policlínico pasó que veníamos buscando paredes y vimos esa pared. Empezamos a pintar y hubo buena onda con el barrio. De hecho nos sorprendió que en esa pared crece una enredadera y un día pasamos para ver cómo estaba, si había crecido mucho, pero se ve que alguien la había podado. El barrio cuidó que el Indio no tuviese pelo (risas).
 
Un día vemos esta pared, estaban pintados los de Maradona, como que en la zona había una onda, preguntamos de quien era la pared. Es de una fábrica, hubo la mejor onda con el dueño. Estuvo bueno pintar con autorización, hubo mucha participación de amigos.
 
Florencia: También hubo muchas niñeces. Se armó algo muy lindo.
 
Roberto: Me gusta mucho ver a los niños y niñas pintando y de alguna forma siendo conscientes que eso se puede hacer. Nos juntamos con amigos y pintamos esta pared y ver qué pasa gente y te saluda, te quedas hablando, toda esa conectividad me encanta. Me encanta ver a las niñeces que participan y que se quedan con esa idea, es algo de lo que me gusta, que no siempre podemos hacer porque por ejemplo, el de avenida San Martín es en altura y utilizamos andamios.
 
¿Cuál pintaron después?
 
Roberto: El siguiente fue el de La Isla, en Balboa y Elcano. También fue buscando pared. Y después el siguiente fue uno que está justo atrás del de San Martín, sobre Espinosa. A partir de ahí ya empezamos a enganchar paredes, que es diferente de ir a buscar. El de la avenida San Martín y Punta Arenas lo charlamos con la gente de La Cámpora que tienen ahí el de Malvinas. Lo hicimos como con el aguante de ellos, nos trajeron el andamio, pudimos dejar las cosas en el local, la gente es muy copada.
 
Florencia: A partir de ahí hubo como una explosión en las redes, que creemos que fue el de San Martín, que con la altura se ve mucho. Nos contactaron de Página 12 y después todos los que vinieron de provincia fue gente que nos empezó a seguir en ese momento y nos empezó a escribir. El primero que pintamos fuera de Capital fue el de Valentín Alsina este verano.
 
Después pintamos en González Catán, fuimos a Rafael Calzada. Quizá salga otro para zona sur. En el medio, en estos meses se cayeron un par porque la cosa está más difícil y eso se siente.
 
¿Cómo consiguen los materiales para pintar?
 
Florencia: Este es un proyecto autogestivo.
 
Roberto: Nosotros tenemos una base que fuimos haciendo, comprando ofertas en distintos lugares y vamos acumulado colores que después se mezclan para hacer otros colores. Además, a las personas que ponen la pared y vamos a pintar les pedimos un aporte, lo que se pueda, hacemos un cálculo de lo que más o menos vamos a gastar, qué colores conviene, pero que no son excluyentes, porque por ahí viste alguien tiene pintura que le quedó y bueno sirve, si no es para este mural, será para el próximo, la idea es armar una rueda donde no nos quedemos sin nada y que el próximo no sea desembolsar un montón de plata que no tenemos.
 
Fer de Calzada nos dejó un montón de sellador porque habían estado laburando en la casa, un rodillo y algo de pintura, así va rodando. La verdad es que tendríamos que afinar un poquito esa parte porque todavía estamos poniendo bastante de nosotros, lo hacemos alegremente y en la medida que se puede, pero bueno, se puso áspera la cosa y se nota. Nosotros tratamos de aclarar cómo lo hacemos, de qué manera, del otro lado también hay mucha duda, de todo tipo como de “quienes son estos, parecen macanudos, pero andá a saber” o mucho “no mira si nos van a escribir a nosotros”, nos decían la gente de Alsina cuando nos contactaron. Hermosa gente, fue una hermosa jornada, estuvo bárbaro. En un primer contacto les decimos: “che, lo que puedan”, pero la idea es que haya un ida y vuelta porque la necesitamos. Creo que estos últimos que se pincharon tuvieron que ver un poquito con eso, estamos todos haciendo cuentas a ver si llegamos o no llegamos a fin de mes y no hay mucho resto. El finde que viene ojalá estemos pintando por Lomas de Zamora.
 
¿Quieren contar alguna anécdota que les haya pasado mientras estaban pintando?
 
Roberto: Te cuento una y una, porque también tiene que ver con la realidad. Vamos con la fea primero: hay gente que pasa y se enoja porque estamos pintando al Indio y hasta te insulta, a nosotros o al Indio y vos decís: “amigo, con la gente que te cagó, te vas a enojar con un tipo que hace canciones y en nada te puede haber hecho mal en nada”, sucede, extrañamente, pero sucede.
 
Otra que es todo lo contrario: una chica que pasó en Catán, paró, le encantó, y nos regaló una cerámica muy bonita con el pañuelo de las Madres (de Plaza de Mayo).
 
Florencia: Justo era el fin de semana anterior al 24 de marzo. Es un proyecto muy lindo, tiene una aplicación desde dónde se puede ver dónde andan los pañuelitos y muy amorosamente nos regaló uno.
 
También lo que nos pasa mucho es que la gente se emociona, te cuenta que fueron a ver al Indio con un hermano, y que tal vez ese familiar ya no está, hay una conexión. Y mucho de recordar todo lo que se vivía en los recitales de Los Redondos, quienes fueron, de los que estuvimos con el Indio siguiéndolo y se mezcla mucho con lo que pasa hoy, porque siento que no está ese lugar de encuentro y es un poco volver a esos tiempos que te cruzabas con gente, hacías un grupito que duraba un día, y en ese momento eran tus mejores amigos, compartías todo y después del recital no los veías más, pero era esa conexión hermosa. Esa conexión se arma con los murales de alguna forma, ese espíritu está ahí. También está bueno volver a reencontrarnos, creo que en parte es por la necesidad de tener esa sensación que estamos unidos, nos acompañamos y se arma mucho en cada mural con cada persona que nos pone la pared, cada uno tiene su propia impronta, todos ayudan, eso también es hermoso y la gente pregunta: “cómo hacen esto gratis”.
 
Es parte del legado de Los Redondos y el legado de Indio también, es lo que nosotros ponemos en práctica.
 
Roberto: Fue de alguna forma parte fundante de “Un Indio en cada barrio” el por qué hacerlo, tenía que ver con recuperar eso, a nivel general y a nivel personal nuestro. Participamos 20 años en una murga, en Los Atorrantes de Almagro, y ese espíritu de comunidad se nos había perdido y nos hacía muy felices, entonces fue “qué podemos hacer para volver a encontrarnos con nuestros amigos y compartir una tarde”. Porque después de terminar de pintar, todos rotos como estamos, sale un asadito y la seguimos hasta que se hace bien tarde. Entonces eso fue parte del espíritu del por qué arrancar a pintar y el Indio nos convoca a todos. Ese volver a encontrarnos o generar un espacio de encuentro y de disfrute, es parte de la idea de arrancar a pintar.
 
¿Con Sandrita ustedes tenían alguna relación o los llamaron los amigos de ella?
 
Florencia: No teníamos relación.
 
Roberto: Veníamos tratando de generar un proyecto con gente amiga y empezamos a cranear una especie de revista, blog, algo así y dentro de eso estábamos pensando en la idea de trabajar en murales de víctimas de la violencia policial. Un día que venía andando en bici por Scalabrini Ortiz siento bombos, eran bombos de murga pero no eran bombos festivos, cuando llego estaban cortando Scalabrini  y Corrientes. No conocía el caso, frené con la bici, me quedé, me conmovió toda la situación, y después lo charlé con ese grupo que teníamos y una de las chicas, Sofi, contactó con Paola, la mamá de Sandra. Le contó que estábamos a disposición si a ella le interesaba, ella se conmovió con la propuesta y nos juntamos a charlar en el Parque Los Andes, nos pasó unas fotos de Sandrita, armamos una propuesta tratando que tenga mucha vida, mucha sonrisa, que era lo que Paola nos contaba que era la personalidad de Sandra. Fueron jornadas muy emotivas.
 
Florencia: Hoy pasás por el mural de Sandrita y está impecable. Le dimos unos retoques en noviembre de 2022 y pasamos hace poco y estaba bien cuidado. Se nota que cuando pintan al edificio cuidan que el marco del mural quede ahí, no lo tocan.
 
Roberto: Y es pura vida, sucede todo el tiempo mientras el mural queda pintado, no hay vez que pase por Sandrita y encuentre que tiene una guirnalda nueva, unas flores, le pusieron unos brillitos, hay mucha vida, la gente pasa a recordarla y es conmovedor.
 
Después ese proyecto tuvo continuidad en Nehuén, luego creo que vino la pandemia y ahí se diluyó.
 
¿Cómo se trasladan al Conurbano bonaerense?
 
Roberto: No tenemos móvil más que las bicis, para llegar a Lomas de Zamora es difícil. Pero siempre hay un amigo que ayuda, que tiene que ver con esto de: “quiénes son estos locos que vienen a pintar” porque nos ven llegar en un auto con cinco personas, dos escaleras que empiezan a bajar cosas y ahí se genera la onda.
 
¿Tienen algún sueño que quieran lograr?
 
Roberto: Tratamos de soñar fuerte. Estamos pensando en hacer un corto. Estábamos pensando alguna puesta teatral, no necesariamente con Los Redondos, pero en el amplio abanico de que hay que hacer, y de que cuando más jodido se pone más hay que hacer, sin tener, de mi lado, para nada en claro en qué sirve o en qué ayuda.
 
Florencia: Con este proyecto “Un Indio en cada barrio”, mi sueño es recorrer provincias porque ya nos escribieron desde Córdoba, Santiago del Estero. Teníamos proyectado uno en Gualeguaychú, pero justo vinieron las inundaciones y quedó truco, pero mi sueño es poder recorrer provincias, pintar murales y compartir.
 
Roberto: Recorrer el país haciendo esto sería hermoso, en cada lugar hay una historia diferente. Si bien los encuentros están todos regidos por el mismo amor hacia Los Redondos y a las juntadas, cada lugarcito, cada contacto es diferente. Hasta acá el proyecto ya superó lo que nos podíamos imaginar cuando arrancamos, pero no nos vamos a conformar con eso, vamos a tratar de que de que siga creciendo.
 
Contacto:
Instagram: @unindioencadabarrio
 
 
 


COMENTARIOS